Treinta poemas separados en tres secciones: Historias de fantasmas, Luces de semáforos y Billetes falsos, conforman “Estrellas en el cielorraso” (Paracaídas, 2016), segundo libro de Gloria Portugal (Trujillo, 1976).
Las tres secciones apelan al pasado. En “Historias de fantasmas” se da una especie
de repaso de aquello que se ve en las imágenes de antaño junto a familiares muy
cercanos, como fotografías que en un principio se quieren describir como
grandes tiempos, pero que en la voz poética terminan mostrándose como realmente
son, por ejemplo en el poema “Hilman 1976” lo que pudo ser un épico momento
cuando compraban el auto familiar, terminó de la siguiente manera: “Hasta que
un día dejó de correr/ y fue a parar al chatarrero// Por eso, cada vez que mi
padre dice que tengo la misma edad de aquel carro/ no puedo evitar envidiar su
suerte:/ mientras él apaciblemente descansa/ yo aún tengo que seguir
corriendo”. La realidad tiene tal gravedad, que toda acción orientada hacia la
idealización, se ve frustrada, por la necesidad de tener algo que sea de
verdad. Genera una acción de repliegue hacia el lugar interior desde el cual se
contemplan las estrellas en el techo (cielorraso) como si se sintiera seguro
allí.
“Lima aparecerá interpretada como una habitación, un cuarto
cerrado donde yace el poeta y la poesía” dirá el poeta Balo Sánchez León en su
ensayo “Lima en la poesía actual” para resaltar el carácter intimista de la
generación del 50, donde resaltan figuras como Washington Delgado, Pablo
Guevara o Jorge Eduardo Eielson, entre otros. El exterior no mella en ellos
sino como algo lejano. De la misma forma, Gloria Portugal escribirá poemas
desde ambientes íntimos y cerrados (aunque con una ironía, humor e ingenio
particulares), cosa que se adivina desde la lectura de los epígrafes que elige,
como este de Jorge Eduardo Eielson: “Las ventanas abiertas/ ya no dan al cielo/
como hace tiempo”. Señas que adelantan que el contenido del libro tendrá una
perspectiva desde puertas adentro.
En principio, la relación con el mundo es conflictiva, pero
luego el sujeto poético resuelve esa frustración con tal humor e ironía, que no
se le percibe derrotado, al contrario, asienta las bases de un mundo de
fantasía, lúdico, muy suyo e interesante. Diría que desde un inicio, hasta el
final, impone una voz poética.
“Luces de semáforo” exponen más bien la soledad y la
fragilidad del sujeto poético expuestas en poemas en los cuales se mimetiza con
seres indefensos como “La mascota”, “flores inusitadas” “el loco”, “canción del
diente de león”, en este último dirá “Conozco mi destino de mata/ sin precio//
Mi redención está en el viento”. Allí se refleja esa necesidad de querer
dejarse llevar a la deriva, como algo o alguien que ansiara salir de ese
espacio que la oprime.
“Billetes falsos” se suma el mensaje de que la vida no tiene
el brillo que aparenta tener. La destreza poética de Portugal radica en cómo se
burla de esa ilusión. El humor y la ironía asienta estacas de la realidad para
que el sujeto poético pueda asirse a ella “En la carnicería” por ejemplo,
mientras observa la cabeza de una chancho dice “La cabeza de cerdo duerme un
sueño/ que le acabo de inventar:/ plácido y profundo…// …Y la observo con
pesar, mucho pesar/ incluso cuando recuerdo que aún no he pedido/ ese kilo de
chuletas”. El humor es tan preciso, como un cuchillo de gran filo.
Esta voz encuentra grafía con “letra de primarioso” -como
diría Luchito Hernández-. En su poema “Escrito de primera página” lo dirá:
“Temo escribir en esta página/ porque es la primera del cuaderno/ rara vez se
tiene algo que valga la pena decir/ algún verso memorable, un lugar poco común”
donde despliega su traje poético retórico, un andamiaje que por momentos nos
hace recordar la anti poesía de Parra, que descree de la pirotecnia de cierta
lírica (lírica que podría ser también un billete falso).
Este lenguaje llega hasta uno, como una niña que llega para pedirte pasear por sus recuerdos de
álbum de fotos, pero que luego, tras escucharla, sin darte cuenta en que
momento pasó, te transportará a otro mundo, uno brutalmente real y fascinante.
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