“Vide cor tuum” (Perro de ambiente, 2017) de Juan de la
Fuente Umetsu (Lima, 1963) es un solo y largo poema que marca su paso como una
danza, alrededor de la figura de la flor, en sentido espiral. Para acceder al
centro de esta poesía, hay que ir hacia su centro y pétalos. Es así como se acerca
y aleja el sujeto poético al corazón de ese ideal.
El símbolo de la rosa trasunta la historia de la poesía:
Dante, Yeats, Colderidge, están entre algunos de los más conocidos, o en
nuestra tradición, Martín Adán.
La obtención de la Rosa es un bien esquivo (parafraseando a
Sor Juana). Este ideal de unidad, de ciertas presencias que se albergan en el
corazón, en sus niveles más profundos y espirituales (como es el encuentro con
Dios o con el ser amado), se da a través de lo bello, que exige tener el arte y
la sensibilidad por parte del poeta, para alcanzar o por lo menos otear, ese
ideal sublime. Desde el título se presenta la clave para dirigirse a ella, que
traducido, reza como: Mira tu corazón. Quizás a través de las palabras podemos
retenerlas por un tiempo un poco más prolongado para ver esta Flor; pero nunca
logramos evitar nuestra naturaleza efímera, como pasa con la rosa común, que
nos aleja de esa añorada trascendencia. Ahí radica la intensidad de esta pasión,
en la conciencia de la finitud, pero como diría Giorgos Seferis, asumida con
“sentimiento de eternidad”.
Pero en este poema, ¿cómo habría que entender la simbología
de la flor, en lo particular que este conlleva? “Es a la vez la flor clásica
que representa lo transitorio, y la rosa romántica de la emoción privada.
Pasando por estos niveles, es un símbolo de creación artística, y un vehículo
de sus ansias de lo trascendente” dirá John Kinsella sobre Martín Adán al
estudiar la figura de la rosa en su obra. En el caso del poema de Juan de la
Fuente, también se apela a la figura de la flor como un leimotiv recurrente para señalar el origen y la búsqueda de su
escritura: “Entra la flor como una danza/ Entra en la flor y permanece afuera/
Déjala crecer en el fuego/ En las palabras desnudas en la cicatriz del alba”
dirá iniciando el poema. En otro pasaje en tenor similar: “La flor arde
mientras se apaga el mundo/ Nadie huye utopía/ Esta historia nace en tu
corazón”. Empresa poética signada por una vocación, que llega a niveles no solo
estéticos, sino existenciales y de orientación metafísica, muy altos.
La danza también conjura a los hados en esta poesía, guiada
por el llamado de su corazón. Ella describe el aspecto sensual de este lenguaje
y la gracia de su andamiaje. La belleza de las imágenes vertidas aquí, buscan
con gran ansia a la Belleza que trasciende a la palabra. Una intensidad que
provee de un alta carga sexual al universo de este poema, pero presentada de
forma sutilísima. Esta se enfila ciertamente hacia un ser amado, pero también a
la escritura en sí. Una intensidad que me recuerda por momentos a la poesía de
César Moro o a la de Vicente Aleixandre, en su plástica verbal. Dirá de La
Fuente Umetsu: “La flor apareció en las pantallas de plasma/ Y la sonrisa
imprecisa de una muchacha fue tu única certeza/ Luz que se ilumina en una noche
ciega/ Sobre la cama una estrella encerrada en un cuerpo lascivo/ Humedeció la
noche/ Las aguas de desbordaron/ Fue tan fácil morir y despertar/ Y levantarte
para atravesar las paredes/ Antes de morir”.
Personalmente, considero que la reelaboración del lenguaje
poético puede lograr memorables resultados, pero en su defecto, puede caer en
una artificialidad capaz de romper con el embrujo del poema. “Vide cor tuum”,
sortea estos peligros y maravilla con su rica imagenería, la cual es sostenida
a través de este extenso poema, generando un logro estético poco común, por la
precisión alcanzada.
Capítulo aparte son las características materiales del
libro, su diseño e ilustraciones. Es un lujo el trabajo entregado aquí: La
cartulina empleada para la tapa, el papel cuché negro para las páginas
interiores donde figuran las ilustraciones de Ale Wendorff que son una obra de
arte en sí mismas, con dibujos que dialogan con los poemas desde la perspectiva
de esta artista, el tipo de fuente. En fin, una publicación bellísima también
en ese aspecto.