lunes, 7 de septiembre de 2020

“Yo soy un rayo, destellante como un bebé metálico” (Reseña sobre “El rayo” de Jorge A. Castillo)

 



“El rayo” (El Pallar Negro Ediciones, Ica- 2019) de Jorge A. Castillo (Ica) es un libro singular. No solo por los recursos técnicos que despliega, sino por el carácter original que le da a su versión. Llama la atención la referencia explícita al uso de este recurso poético: “Una reescritura política de El río de Javier Heraud”, que señala la conciencia crítica del autor sobre la propuesta que está planteando.

La sola metáfora del título ya es provocadora. La naturaleza eléctrica de la misma, se ve reflejada en este extenso poema. Es tan fuerte, que su sola mención, entra en oposición con el otro texto, al cual reelabora. Tal intensidad se condice con el lenguaje que se empleará en el libro, así como el ritmo y sus imágenes que por momentos recuerdan las de Ave Soul de Jorge Pimentel en la primera parte y Monte de goce de Enrique Verástegui, en la segunda.

El libro se estructura en dos secciones: una que corresponde a la reescritura en sí misma separada en nueve sub partes como sucediera en el escrito de Heraud, y la segunda, en un grupo de cuatro poemas relativamente fuera de este contexto, aunque con una atmósfera similar. Como si en la primera parte se pusiera la mirada en el texto del poeta guerrillero y en la segunda se sentara la independencia con el metatexto que dispara este libro.

La relación especular con el texto de Javier Heraud es constante. Las imágenes del poema de Jorge A. Castillo presentan la misma estructura de decantación, pero con una resolución muy distinta, especialmente en lo que respecta al tono. Este gesto postmoderno de reescribir otro texto llama la atención por el cambio de giro tan radical elegido por Castillo. Pienso en otros autores que ejecutan una técnica similar en nuestra tradición poética y vienen a mi mente: “Breve historia de la lírica inglesa” de Christian Briceño, que reelabora otras poéticas, en su caso, de poetas románticos ingleses, revelando con ello también o “Por el pequeño sendero interior” de Diego Sánchez Barrueto, en el cual reescribe de alguna forma la poesía de Matshuo Basho.

El rayo es una figura más agitadora que un río. Llama al despertar. Si imaginamos la personalidad de cada uno, se nota al rayo más furioso y malhumorado, indignado, con energía para la acción. Quizás la parte crítica vaya por ahí, en el sentido que si bien es cierto el poema de Heraud tiene una connotación política, esta se ve contrastada por un ánimo más “under”, subjetivo y sentimental, en un ambiente bucólico, digamos, clásico, español (se sabe de la influencia que recibía de Machado). En cambio El Rayo recorre la ciudad, como dije anteriormente, la electrifica, es capaz de posibilitar el movimiento con una descarga que agita la realidad de una urbe, introducida en un contexto ciberpunk signado por los mass media. Además en el poema de Heraud te invita a confiar, aquí en cambio el sujeto poético se muestra con sarcasmo. Mientras Heraud te dice “A veces soy/ tierno y/ bondadoso. Me/ deslizo suavemente/ por los valles fértiles,/ doy de beber miles de veces/ al ganado, a la gente dócil./” Castillo en cambio te dirá : “Yo soy un rayo/ un rayo/ un rayo/ destellante como/ el vientre un bebé metálico/ nacido en una web oculta/ y muchos 00000000/ en el ombligo.” Interesante en ese sentido es pensar la imagen del río, como algo que te lleva, que te conduce naturalmente, en cambio el rayo debe ser generado por una fuerza. Creo que la parte política del libro se ve expresada en esa metáfora eléctrica, en el sentido transformador que se realiza en el instante que el sujeto poético toma acción.

Lo dual es transversal en esta entrega. Ya en la segunda parte, este rayo fija su carácter disidente, como si entrara con pierna en alto al pogo de la realidad, dejando en claro la importancia de la contraversión y el conflicto para plantear un texto que ya no puede seguir los lineamientos del pasado y proponer ir más bien en avanzada, con un yo poético anti solemne, y libre.

Otro aspecto a resaltar es la elaboración artesanal. Destacan en este sentido, las ilustraciones de Lucía Quispe en la portada e interiores, las cuales son serigrafías originales. Otro motivo interesante para acercarse a este libro.