PALABRAS PARA LA
PRESENTACIÓN DEL POEMARIO “BUS DE LA ENERGÍA PURA” DE PABLO SALAZAR CALDERÓN
FERIA DEL LIBRO DE LIMA
2024
Por Gabriel Espinoza
Suárez
Si comparáramos verdaderamente el
libro de Pablo con alguna otra cosa, este libro suyo sería un cassette con
música de Vangelis y Jean Michel Jarre y de contrabando una buena canción de la
Sonora Matancera de Cuba. Así tendríamos Oxígeno,
Carros de fuego y Ay cosita linda, juntos. O mezclados.
Todo grabado artesanalmente, pirateado, como en los 80.
Pero desde otro punto de vista
este libro también podría ser un vinilo, de esos que tienen lado A y lado B.
Específicamente un álbum en la línea de Ziggy Stardust de David Bowie, es
decir, conceptual, espacial, extraterrestre y apocalíptico, aunque con sus
diferencias. Después sabremos por qué. También este libro podría ser la nave
espacial que diseñó el sabio peruano Pedro Paulet, conocido antes porque era el
nombre de una academia premilitar y ahora porque su rostro aparece en los
billetes de cien soles. También este libro podría ser equivalente a un viaje a
ras de la Vía Expresa, desde el punto de vista del copiloto de un ikarus
ochentero. Atrás de la cabina del conductor había un sitio estrecho,
recordarán, en el que un adulto no podía estirar las piernas, pero estaba bien
para un niño de nueve años. También había un carrusel en el medio de los
ómnibus acoplados, con una cortina que parecía un fuelle o un acordeón, que
giraba y giraba. También se me antoja que el libro de Pablo es equiparable a un
instrumento musical (un saxo) envuelto en papel de regalo. El papel regalo es
colorido, infantil y está ilustrado en base a ciertos patrones de naves y
automóviles vintage.
Cada lector es dueño de leer este
libro como mejor le parezca. Yo soy un lector cualquiera, un amigo de Pablo y
les plantearé brevemente mi forma de leer, sin pretender nada con eso,
simplemente compartir mi lectura y animar a los demás a leer a Pablo de la
manera más gozosa posible.
Mi lectura consiste en pinchar
los poemas de Pablo.
Si su libro es un vinilo y el
lado A del poemario de Pablo se llama BUEN VIAJE, IKARUS 10. Entonces, el lado
B se titula SE ESTRELLAN EN LA NIEBLA. El lado C se llama ENATRUS A LA
VELOCIDAD DE LA LUZ. El lado D se titula EN EL GARAJE DE DELOREAN. El lado E se
llama ACOPLE EN EL MAR DEL COSMOS y el último lado, el lado F, se llama
POSCRÉDITOS DE UNA VIEJA PELÍCULA EN EXPANSIÓN.
Pero antes de pinchar este
vinilo, les pido que consideren el poemario de Pablo como un todo coherente y
cohesionado. Todos los poemas están ensartados como cuentas de un collar en
torno de un solo tema, es decir, responden a una sola bella obsesión. Pablo
tiene sus ideas fijas, como todo poeta. Jorge Eduardo Eielson tiene sus nudos,
Vallejo a Dios, Carlos Germán Belli al hada cibernética, entre otros.
El tema de Pablo es la nostalgia.
Este es un libro sentimental, juguetón, irónico e insólito. A Pablo le gusta el
transporte público vintage y las aeronaves espaciales diseñadas antes de la
caída del Muro de Berlín. Por eso hay naves soviéticas, no rusas, como el
Sukhoi, que ahora mismo utilizan los ucranianos en su guerra contra ahora sí la
Rusia de Putin. También hay escarabajos Volkswagen, lanchones Ford Falcon y
ómnibus escolares. También hay combis e Ikarus, que algunos llaman bussings
nunca supe bien por qué razón. Hay que decirlo también: hay un auto con alas de
gaviota, llamado DeLorean, el mismo que aparece en Volver al futuro, la película ochentera de Robert Zemeckis, donde
actúa Michael Fox.
Pero veamos qué nos trae el
primer surco. Voy a leer el poema que aparece primero ante los ojos del
ordenado lector.
"Nunca quise la energía de este
planeta
tampoco ser un escarabajo
abandonado en una playa con la carrocería repleta de stickers del mundial 78
por eso me retiro a ese
descampado cubierto por envoltorios de golosinas y botellas de cervezas
para ser esta chatarra rabiosa
que olvida."
Técnicamente el poema es un
bodegón. O como dicen los especialistas una écfrasis. Podemos imaginar la
imagen: el cielo gris de Lima, una playa cualquiera y en la orilla un pampón de
desechos. Una acuarela. Hasta puede haber gaviotas. En ese sentido, algunos
tramos de la Costa Verde podrían parecerse. Desde otro punto de vista, este
poema –que se titula País autobot, ojo- tiene un aire al célebre poema “Una
carretilla roja” de William Carlos Williams. Solo un aire. Y es que Pablo es un
poco imaginista, lo sería cien por ciento si quitara toda referencia personal
en sus textos, pero no es así.
El poema de William Carlos
Williams es este:
"tanto depende
de
una
carretilla roja
vidriada con
agua de lluvia
junto a las
gallinas blancas."
Carretilla y escarabajo están
tirados a la intemperie. Pero la imagen de William Carlos Williams es casi
rural, mientras que la de Pablo tiene de todo lo urbano limeño posible, auto,
calcamonías, basura, chatarra. El poema de Pablo es posible en el Apocalipsis
Industrial de una megaciudad como Lima, está sobrecargado, triturado, siniestrado
de cultura; mientras que el de Carlos Williams es solo un ingenuo objeto que
alguien dejó tirado, quizá momentáneamente, en un pequeño pueblo. Un perro
negro en un prado verde. Además, es breve y sutil como un haiku.
William Carlos Williams muestra
un pequeño desorden en el paisaje, es decir una carretilla roja en el contexto
del gran orden de la naturaleza. Es casi un adorno. En cambio, en el poema de
Pablo el paisaje es el desorden, el paisaje es el caos urbano. Además, la voz
que leemos y escuchamos es la voz figurada de un automóvil. Un auto injuriado
por la vetustez, por el abandono y rabioso por la horrible energía de este
planeta limense. Nada que ver con los haikus. Este poema es urbano y
disconforme, como diría Jorge Pimentel, aconchesumadrado. Fijémonos en el
título del poema, como dije, del primer poema de este libro. País autobot.
Perú, ya no al pie del orbe como quería Vallejo, sino Perú al borde de un
acantilado formado por desechos y escombros.
De aquí en adelante, en su libro
Pablo moverá muchas imágenes ochenteras, recubiertas de pátina vintage,
nostálgicas, pero no cursis; irónicas, pero no burlonas. Ahí está el detalle.
Entremos en onda, que el DJ tiene
buen pulso. Como en “Oxígeno” de Jarre, imagínense esta escena:
“Cruzó la Vía Láctea
en diferentes vehículos
en una misma cabina
A millones de nudos
por el mar del cosmos
(o a mínima aceleración…
para mejor mirar la nebulosa de
las colisiones)”
Y esta, como en Carros de fuego, de Vangelis:
“Esa combi se detiene
cuando el tráfico empuja
como el pie de un gran robot
Se pierde oxígeno
Las bocinas encienden clamores
Pero ese minibus no se
resquebraja
Reta a aquellas luces
exhibiendo sus abolladuras
Reta a todo ese metal
a que venga
y diga
qué busca con sus pasajeros.”
A lo largo del libro, Pablo
acompaña el viaje de las máquinas vetustas con invicta energía pura. Pablo
mezcla el murmurio de las chatarras rabiosas con los ayes eufóricos y jubilosos
de los pasajeros. Se escucha en los altoparlantes una voz abismada en
emociones, en otras ocasiones es una voz informativa, como en los aeropuertos,
en otras es un coro, como en el estadio de fútbol, o una conversación entre un
piloto y un controlador en su torre. O como el poema que ahora leeré puede ser
una voz lírica en medio de la Avenida Abancay posindustrial.
“Sube
las aguas ocuparon el universo
entero
[Es decir,
entre el Callao y Villa María del
Triunfo]
Sube
Barranco fosforece
como una luminosa fonda
Sube, sube
Restos de naufragios
campean entre restos de buses
y aeronaves
Sube, te ofrezco mi desdén
Como un ómnibus de plata
alejándose de tu paradero
La soledad de este barrio es mía
astronauta lector
Sube
El pasamanos exterior
espera la mano que no extendiste
para tomar esos manuales
con pentagramas premiados
en concursos nacionales de poesía
sino aquella
a la deriva
tras perder balance fuera de la
nave
sorteando curiosos contextos
Sube, te prometo el aire
No te engaño
te ofrezco el quiasmo
el oximorón
la contradicción
como semillas chispeando en esa
salinidad
Como Lucy en el cielo con
diamantes
Como un animal que tiembla
antes de lanzarse sobre ti
Eternas aperturas
Son tuyas
En estos mares del cosmos.”
Por cierto, este es el poema que
me gusta más de todo el libro.
Pero acá nadie quiere excederse
en emoción, nadie ha empezado a explicar nada, nadie va a dar lecciones a
nadie, solo vamos a gozar con este libro y abismamos en sus imágenes. Por eso,
voy a hablar de Oscar Santa María Huertas, el Ziggy Stardust de Pablo Salazar o
de Carl Salazar o de Aladin Salazar.
De fondo escuchamos Ay, cosita linda. Estamos en un taller
de mecánica de la avenida Iquitos para cambiar el escape o quizá en la
Maestranza de la Base Aérea La Joya de Arequipa. Canta Carlos Argentino,
vocalista de la Sonora Matancera.
Otra voz dice esto:
“El 11 de abril de 1980 a las
7:15 a. m. mandos militares enviaron al capitán Oscar Santa María Huertas en su
aeronave Sukhoi 22, a interceptar un objeto detenido sobre la base aérea de La
Joya, en Arequipa
¿Acaso es un globo espía?
—se preguntaba uno de los más de
mil ochocientos soldados que miraba hacia el cielo—
Se acercó para entablar
comunicación con él, pero este se apartó. El Sukhoi se elevó para interceptarlo
en su nueva posición, pero se volvió a alejar.
Entonces se convirtió en algo
personal —recordó el ex capitán FAP—. Tenía que derribarlo.
En ese momento disparó ráfagas de
obuses. Lo tenía que alcanzar, y aunque dio directo en el blanco, el objeto
desconocido ascendió ileso a gran velocidad por el cielo.
Pasaron años de aquel suceso. El
capitán había pasado a retiro y necesitaba repuestos baratos para su Volkswagen
cuando halló al Ikarus10 en un depósito a las afueras de la ciudad.
En ese bus articulado lo esperaba
su asiento con cinturón de seguridad en un pasaje de fuelles similar a un
acordeón. Fue invitado a subir a la manga de abordaje, antes del inminente
despegue.”
Este es el comienzo de una
película, de una miniserie, que podría titularse de muchas maneras. Pablo le ha
puesto ENATRUS A LA VELOCIDAD DE LA LUZ.
Aquí nadie va a explicar qué
tiene que ver un ovni con una empresa estatal velasquista. Simplemente, se
acepta que un capitán FAP persiguió y disparó contra un objeto volador no
identificado, pero no lo alcanzó, porque se quedó sin combustible. Y después de
esa experiencia el capitán adoptó ese estilo, esa manera de mirar el horizonte
tan características de los héroes y los poetas:
“Observan a los Ikarus 10
Sus luces se elevan por la ciudad
como el mar por los pisos de un
estacionamiento abandonado
La arena en la curvatura de los
neumáticos
dibuja la cabina del capitán
Santa María
y la sonrisa del otro piloto
desapareciendo al doblar la esquina en la calle de despegue
Sus luces se elevan por la ciudad
como el mar
inundando los pisos de un
estacionamiento abandonado
Desaparecen por acción del
espacio exterior
La arena en la curvatura de los
neumáticos
narra la historia del capitán
Santa María
otra versión de lo ocurrido en la
base La Joya
La arena en la curvatura de los
neumáticos
cifra una leyenda en la calle de
despegue
Cifra una multitud que salta al
espacio con solo la música de sus motores.”
Y después:
“Bussings olvidaron la ciudad, el
barrio, la vía expresa
tuvieron tal prisa
que partieron desprovistos del
mínimo implemento tecnológico
digamos que estaban compuestos
únicamente de carbono y grafito
del mismo compuesto con el cual
se forman las pistas de los carros chocones
En las investigaciones de
científicos, escribas y detectives sobre su desaparición
se concluyó que se fueron hace
casi treinta años
a buscar otras temperaturas y
presiones extremas sobre sus asientos y carrocerías
se fueron a buscar otro calor en
su centro
a buscar la existencia origami
que en millones de años
los vuelva diamantes.”
Pablo plantea una especie de
reencarnación cyborg, es que los cuerpos de las naves son orgánicos. Y la chatarra está erotizada. Neurotizada.
Stoneada. Recuerden, ante nosotros hay ikarus y a la vez un sukhoi que se persiguen
una y otra vez, y que de diferente manera, cada cual persigue un ovni.
Lamentablemente, se tienen que detener a recoger pasajeros, niños, empleados,
obreros. Pague con sencillo. Se reanuda el camino, y de vuelta aparece el ovni,
como un espejismo, como una promesa.
Elevemos nuestro espíritu. Como
dice David Bowie, que el amor descienda sobre los indefensos. Esa es una forma
de nostalgia. Que el amor descienda sobre los indefensos, no es la salvación,
tampoco la condena. Es posponer la muerte o no darle tanta importancia a la
muerte. Ahora mismo que escuchamos hablar sobre poesía, que alguien nos lea
poesía, ahora y en la hora en la que alguien pincha este libro, vivimos el
amor. Que el amor descienda sobre nosotros.
Hay otra cosa que me gusta de
este libro. Es un tipo de intertextualidad lúdica, no pomposa, ni seudo
erudita, sino una intertextualidad que vivifica. Ejemplo. El inventario de las
naves. Leo un fragmento del Canto II de La
Illíada:
Decidme ahora, Musas que poseéis olímpicos palacios y como diosas lo
presenciáis y conocéis todo, mientras que nosotros oímos tan sólo la fama y
nada cierto sabemos, cuáles eran los caudillos y príncipes de los dánaos. Á la
muchedumbre no podría enumerarla ni nombrarla, aunque tuviera diez lenguas,
diez bocas, voz infatigable y corazón de bronce: sólo las Musas olímpicas,
hijas de Júpiter, que lleva la égida, podrían decir cuántos á Ilión fueron.
Pero mencionaré los caudillos y las naves todas.
Pablo escribe en la sección El tráfico de los buses-cohete
I
“Marcopolos Torino con chasis B58
ensamblados por Etramsa & Morillas Enatrus chasis volvo en carrocerías
Camena & Moraveco monoblocos carrozados por Etramsa con chasis Mercedez
Benz Etulsa Alfa Ikarus Etragelar Hino la 48 la desaparecida & expulsada
76... mantienen tal velocidad democrática, que despegan...”
Genial.
Otra cosa que quiero destacar del
libro de Pablo es la honestidad.
Pablo dice:
“¿Y si somos solo un bus escolar
y no una aeronave…?”
Ese yo poético también es un niño
que, en su dormitorio, ve pasar las sombras que dejan pasar las cortinas, la
luz del poste, los ruidos del parque vecino, la ciudad que ladra afuera.
Seguimos:
“Amanecí sin mi traje espacial
Como un pulpo de hule en una tina
de baño vacía
Reconocí las moléculas de nuestro
hogar
bajo la lente de mi microscopio
de juguete:
Estábamos juntos
alrededor de una mesa
No éramos los mismos
Pero éramos bajo mar abierto
una familia”
Pablo dice:
“En las pantallas de las antiguas computadoras de Lima
aparece GAME OVER él nos persigue sale a las calles se sumerge en nuestras
canas abre nuestras bocas y de vuelta sale por ellas GAME OVER GAME OVER.”
Finalmente,
BUS DE LA ENERGÍA PURA Tiene
título futurista, aparentemente, pero no lo es, por lo menos no es futurista a
lo Marinetti.
Para esta ocasión, se me ocurrió hacer sutiles conexiones
con Cinema de los sentidos puros de Enrique Peña Barnechea. Y vaya que tiene
conexiones, por la sostenida exploración del yo poético. Aunque los recursos
poéticos o mejor dicho los mecanismos de producción textual entre ambos libros
sean diferentes. Pero aquí nadie quiere explicar nada.
Solo estas dos últimas pistas:
Pablo dice:
“Se estrellan en la niebla
Un auto y un avión
cada uno sigue su camino hacia el cielo de chatarra
Los cinturones de seguridad
rendidos sobre los asientos
atrapan el vacío como un mensaje presurizado
desaparecen sus números de serie son borrados lentamente en
sentido contrario al que fueran escritos Son casi astronaves pero un bélico
encanto los retiene y no pueden irse.”
Pablo dice:
“El bus Ikarus10, encubierto entre vehículos anaranjados por
el óxido, ya tiene a bordo a sus tripulantes: el ex capitán FAP Oscar
Santamaría Huertas (de juvenil, bateador en “Los Astronautas” de San Borja),
que se enfrentara a un ovni con su aeronave Sukhoi22, sobre la base La Joya, el
año 1980; y yo, Carl Salazar (profesor de lengua y literatura), ahora de
copiloto.
La comunicación con la torre del descontrol en este tramo,
será permanente. Ya fijamos la misión, más no las coordenadas: Dar caza a ese
objeto volador desconocido que burlara al Capitán Óscar Santamaría Huertas, y
encontrar a mi padre en algún lugar del océano cósmico y sus profundidades.
Mi padre miraba el mar buscando a la gran ballena, (que
siempre se lleva algo de nosotros). Yo sigo la estela de tal cetáceo, en la
noche del cosmos, esperando que me lleve junto a él. Confío hallar algunos
artículos personales suyos en el camino, como pistas o partes de un modelo para
armar.”
Gracias.